A nadie le amarga un dulce... a menos que esté envenenado. En días pasados un par de senadores del grupo parlamentario de Morena presentaron una iniciativa de reforma constitucional al Artículo 113 para incorporar la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) al Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción. En principio es una buena idea, por fin sería posible seguir el rastro del dinero mal habido; sin embargo, si la UIF se mantiene en la esfera del Poder Ejecutivo, su función se podría tergiversar como arma política contra adversarios y por la falta de imparcialidad para los derechos de las personas.