Hace 16 años, en un viaje por Italia, mi marido y yo nos desviamos de nuestra ruta original para apearnos en Cremona, un pueblo al norte del país famoso por sus violines. Precisamente de ahí era Andrea Amati, el célebre lutier quien, a mediados del siglo XVI, inventó el pequeño instrumento de cuerdas tal y como lo conocemos hoy; así como Antonio Stradivari, quien aprendió y perfeccionó la técnica de Amati.