El Partido Demócrata está malherido desde la elección presidencial del 2016 y aún sigue sin recuperarse ni encontrar el tono para combatir electoralmente a Donald Trump. En la contienda por la candidatura presidencial ya van 24 nombres y el establishment demócrata ya tiene candidato: Joe Biden, y no es una buena noticia, al contrario, denota que no entendieron el mensaje de la victoria de Trump.
Y es que en efecto Joe Biden es el mejor candidato posible si siguen el manual electoral. Es un hombre blanco, bien parecido, liberal, con toda la experiencia en el servicio público, con lealtad probada y el ego contenido. Después de todo, Biden ya había sido precandidato presidencial en otras ocasiones, la más reciente en 2008, cuando se bajó porque vio que la pelea era entre Hillary y Barack y aceptó ser el compañero de fórmula de éste, una vez que se aseguró la candidatura demócrata ese año. Biden es sin duda el mejor posicionado y el mejor candidato, pero este es el pensamiento conservador de una típica campaña electoral.
Por esas razones, Biden está adelante en todas las encuestas. Echelon Insights acaba de publicar una encuesta en la que el ex vicepresidente está a 36 puntos de distancia del senador Bernie Sanders, quien es el segundo en las preferencias en casi todas las encuestas dadas a conocer hasta ahora. Biden tiene entonces ya un aura de inevitabilidad para el establishment, la idea de que es el único que podría sacar a Trump de la Casa Blanca y reivindicar el legado de Obama.
Todo lo anterior representa el sentido tradicional de las campañas políticas: tienes a un hombre con un reconocimiento de nombre a nivel nacional (todo mundo sabe quién es Biden), con una gran carrera y además con un mensaje. Sin embargo, el Partido Demócrata, y especialmente los más jóvenes, ya no están ahí. Biden no los representa. Hillary no los representa. Obama ya no los representa. Hoy esos jóvenes piensan que Elizabeth Warren, Alexandria Ocasio-Cortez, Bernie Sanders, Pete Buttigieg o Kamala Harris representan mucho mejor no sólo al Partido Demócrata hoy, sino especialmente al Partido Demócrata de mañana.
Biden es el presente y el pasado de los demócratas. Para las jóvenes feministas y especialmente para las afroamericanas, el también ex senador no estuvo a la altura cuando en 1991 le tocó dirigir una audiencia con Anita Hill, una mujer afroamericana que acusó al juez Clarence Thomas de haberla acosado. Biden no le creyó a la víctima, no detuvo los ataques sexistas de sus colegas senadores y por ello este tema lo persiguió hasta el 2019 en tiempos del movimiento #MeToo.
Una encuesta realizada por Morning Consult revela que 47% de las mujeres afroamericanas prefieren como candidato a Biden, pero ese número no es tan alto. Los votantes afroamericanos son dominantemente votantes demócratas y el caso Biden-Hill podría dañar seriamente el voto afroamericano para los demócratas, además porque Trump ya se ha encargado de recordar que Biden fue fundamental en 1994 para la aprobación de una ley que buscaba prevenir la violencia de criminales y que sólo ha significado que más afroamericanos estén en las cárceles.
La política electoral está demostrando cada vez más que las sorpresas son la constante en un proceso electoral. En 2008, nadie pensaba que Obama tenía un chance para derrotar a Clinton en la interna demócrata. En 2016 nadie pensaba que Trump podría hacerse de la candidatura del Partido Republicano y mucho menos ganar. En 2019 muchos jóvenes demócratas están emulando a quienes eran jóvenes en 2008 y apoyaron a Obama, para encontrar a una o a un candidato demócrata que sea más radical, que logre derrotar a Trump y poner al país en ruta para remodelar las instituciones que sólo le han servido a quienes más tienen y que han hecho de EU el país más rico y el más desigual de entre los países ricos. Nominar a Biden suena lo correcto para muchos, pero sería un error para el futuro demócrata.
Politólogo por The New School for Social Research e Internacionalista por el ITAM. Profesor en la UIA desde el 2007 y en el ITAM (2005-2012). Coautor de varios libros académicos como Same Sex Marriage in Latin America: Promise and Resistance, La política exterior de México y ¿Qué es Estados Unidos? Analista político en CNN y el IMER. Conductor del programa Sin Filtro, en Televisa. Fue Subdirector de la Revista Foreign Affairs Latinoamérica.