Existen dos tipos de personas: aquellos que les gusta platicar en los aviones y aquellos que no. Satíricamente, estos tienden a encontrarse. Al buscar su asiento, mi papá escanea y evalúa las posibles conversaciones que podría tener, guiándose plenamente por su sexto sentido, y le atina. Así ha conocido a un mar de gente con historias interesantes: artistas, deportistas, chefs, pasajeros frecuentes y pasajeros nuevos, la lista no acaba. Él se interesa, disfruta mucho, y las personas tienden a abrirse rápidamente con él, al punto de compartir su número de teléfono para coordinar una cena. Más de una vez, se ha cambiado de asiento porque le tocó estar solo. Es un perpetuo curioso que genuinamente disfruta conversar.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.