Fray Antonio Alcalde, benefactor mayor de la ciudad, con una visión de futuro enorme, provocó el desarrollo de la entonces pequeña Guadalajara con la creación de las "cuadritas", con caridad fundó el Hospital de Belén y con devoción fincó el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, todo al norte de una población cuyos límites, por ese entonces, apenas llegaban a espaldas del convento de Santo Domingo, la hoy calle de Garibaldi y al poniente al colegio de niñas de San Diego, hoy Contreras Medellín.