Aunque seguimos discutiendo la reforma judicial propuesta el pasado 5 de febrero por el presidente López Obrador y avalada por la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, el famoso "Plan C", es lamentable que el debate se desarrolle en clave de disputa política, bajo la lógica amigo/enemigo. Esto ocurre sin atender a las razones de fondo, esas que deberían interesar a los justiciables, especialmente a las víctimas del Estado, tanto por acción como, cada vez más, por omisiones escandalosas.