Auschwitz en México
Guadalupe Loaeza EN MURAL
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Me pregunto si los tapatíos que viven a unos cuantos kilómetros al oeste de Guadalajara percibían con cierta frecuencia un cierto olor desagradable que venía del rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, donde estaban instalados tres crematorios clandestinos donde se quemaban restos humanos tal como sucedía en los campos de exterminio de Auschwitz. En ese mismo rancho del horror, de cinco mil metros cuadrados, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco vio, como en los campos nazis, montañas de zapatos, mochilas, ropa, pedazos de huesos, maletas de personas que habían sido reclutadas. Era un campo de exterminio y de entrenamiento. "Pese a esa búsqueda, el colectivo mencionado, ingresó al rancho el pasado 5 de marzo y localizó más hornos crematorios y una gran cantidad de restos óseos calcinados. De acuerdo con la Fiscalía, los restos calcinados estaban bajo una losa de ladrillo y una capa de tierra". (Reforma). Ver las imágenes no nada más indigna sino que encabrona y nos hace preguntarnos hasta dónde ha llegado, en nuestro país, el crimen organizado. ¿Por qué lo hemos permitido, esa es la imagen que queremos dar al mundo? ¿Cómo es posible que ochenta años después de las masacres a los judíos, existan en México muchas similitudes (toda proporción guardada) con los campos de exterminio, los hornos crematorios, fosas clandestinas y restos óseos calcinados, que encontraron los del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco? Tendrían que explicarnos las autoridades mexicanas por qué demonios ellos no encuentran todas estas pruebas de esa maquinaria de la muerte. Ese rancho narco, ubicado en la localidad La Estanzuela, a unos 60 kilómetros de la capital del estado: "era el lugar donde se concentraba a los jóvenes recién reclutados; allí vivían durante el primer mes de cautiverio y pasaban sus 'pruebas de iniciación'. Se les seleccionaba para posteriormente mandarlos a las distintas plazas, por lo que era el primer campo de adiestramiento al que se enfrentaban" (Reforma).

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Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores