Viendo el video de un tiburón que nada -hambriento- entre miles de peces sin poder atrapar a ninguno, recordé que la paz no es gratuita, que ha de construirse entre sus enemigos, que debe ser la obra maestra del desarrollo humano y la corona de nuestra inteligencia. Sin embargo, otros datos indican que esa utopía está siendo vencida por la desesperanza; por más que pregonamos que la paz es el camino, el destino y los tenis.