Llegamos al mundo en tercia, pero uno por uno. Nuestro doctor, mi querido Tío Juan, sabiendo bien lo que hacía, decidió jugarle una broma a mi papá. Primero introdujo a Clau, tres minutos después a Ana, y exclamó: '¡Cuñado, mejor guarda los puros!'. Pero tres minutos más tarde, para sorpresa de mi padre, llegué yo, dándole por fin utilidad a esos desatendidos habanos. Así, en ese aleatorio orden dictado solo por la puntada de mi tío, llegamos a este desordenado mundo. Y así, siguiendo esa ordenada fila, vamos dejando el nido, uno por uno.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.