A veces actuamos según los dictados del corazón y de acuerdo a los designios de distintas glándulas alcahuetas que lo secundan. En esas ocasiones nos movemos impulsados por remolinos emocionales que emergen de nuestros más recónditos deseos, instintos, impulsos, descontroles o sueños. Entonces, las pasiones nos dominan mientras el ego y las hormonas ejercen su dictadura sobre una inerme masa neuronal.