Algo huele mal en Francia
Guadalupe Loaeza EN MURAL
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Algo huele mal en Francia. Siete mil trescientas toneladas de basura cubren las calles de París: los peatones se tropiezan con las bolsas negras de plástico, las cuales han formado gigantescas montañas; los parisinos que van en bicicleta tienen que librar obstáculo tras obstáculo para no caer de bruces al suelo, y los automóviles quedan atascados sin poder moverse por minutos y horas. Esta basura, acumulada desde hace varios días, es además un símbolo de la revuelta y protesta por la ley decretada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en la cual la edad de la jubilación pasaría de los 62 a los 64 años de edad, gracias al artículo 49.3 que permite adoptar una ley sin voto, he allí el meollo de la indignación popular. La ley pasaría hasta el final de año, cuando la asamblea constituyente lo apruebe. Estos dos añitos de más han causado una verdadera protesta no solamente en los directamente afectados sino sobre todo entre los jóvenes de toda Francia, cuyas universidades y liceos también están en huelga. Para el obrero trotskista (todavía los hay) Anasse Kazib: "Las calles de París jamás habían estado tan bellas que con estos basureros repletos. No huelen mal, el olor que despiden es el de la lucha de clases".
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores