Quiero creer que la descubrí desde la primera vez que estuve en esa ciudad y quedé cautivado por su belleza atemporal
Algo así
NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL
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No sé si todavía esté, pero al menos hace cuatro años, la última vez que viajé a Querétaro y, como siempre, fui a ver si seguía ahí, ahí estaba: la leyenda inscrita en la fachada del Corral de Comedias, lema de la compañía de Cómicos de la Legua que llevaba -o lleva: ojalá- décadas brindándose al público que, necesariamente, tenía -o tiene: ojalá- que encontrarse con dicho lema al llegar. Quiero creer que la descubrí desde la primera vez que estuve en esa ciudad y quedé para siempre cautivado por su belleza atemporal, de sueño resuelto en luces y piedras -reconcentrada en sus tardes, no es casual que esa belleza esté listada en la tumultuosa enumeración que hace Borges, el personaje de Borges, en "El Aleph", cuando pretende dar forma a su visión simultánea del universo y, puesto que el lenguaje es sucesivo, sólo llega a fraguar la aglomeración portentosa y extenuante de unas cuantas impresiones: "Vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala".