El sabio puede cambiar de opinión; el necio, nunca. Es una célebre frase del filósofo Immanuel Kant. Más que sabiduría, en política lo que explica los cambios de opinión es el pragmatismo, cuando no el oportunismo. La política es inherentemente cambiante, incluso contradictoria, pues se trata de lograr lo posible, no necesariamente lo deseable. Para lograr lo posible, los actores de la política cambian de opinión, modifican sus posturas y hasta mudan de principios.