El gobernador Enrique Alfaro presentó su tercer informe de gobierno con un discurso triunfalista, sobredimensionando logros y subestimando temas pendientes. Lo anterior no debe extrañarnos, es lo esperable en la clase política, en donde con muy honrosos casos de excepción, no existe político alguno que al presentar el balance de su trabajo haga un ejercicio de autocrítica.